Hace unos meses les compartía un poco sobre la anatomía y la fisiología del psoas, así como la importancia de tener un psoas saludable. En esta ocasión seguiré hablando de este músculo que es la única conexión motora entre el torso y las piernas. Además juega un papel fundamental en la postura y en la estabilización de la columna vertebral, así como en nuestra respiración.
El psoas está formado por músculos de contracción lenta y rápida. Debido a que es el principal músculo flexor del cuerpo, cuando el psoas se encuentra débil puede causar que muchos de los músculos que lo rodean traten de compensar y se utilicen en exceso. Por eso un psoas duro o sobrecargado, podría ser la causa de muchos achaques y dolores, incluyendo el dolor lumbar y de la pelvis. Muchos expertos no entienden la complejidad del psoas, por eso muchas personas son diagnosticadas erróneamente.
El psoas es el grupo muscular más profundo del núcleo (core). El psoas permite flexionar las caderas y las piernas hacia el pecho, por ejemplo, cuando se suben las escaleras. También ayuda a mover las piernas hacia adelante al caminar o correr. Es el que permite flexionar el tronco hacia adelante cuando nos agachamos para recoger algo del suelo. Y también estabiliza el tronco y la columna durante el movimiento y mientras estamos sentados. Y por si fuera poco, sirve de apoyo para los órganos internos y trabaja como una bomba hidráulica permitiendo que la sangre y la linfa sean empujadas hacia el interior y exterior de las células.
Algunos opinan que debido a la estrecha relación entre el psoas y la respiración, también puede afectar al bienestar psicológico de una persona. El diafragma cuenta con dos tendones, que se extienden hacia abajo y se conectan a la columna en el mismo lugar donde el psoas se inserta. El ligamento arqueado medial envuelve la parte superior de cada uno de los lados del psoas. También, el diafragma y los músculos del psoas están conectados a través de la fascia que también conecta otros músculos de la cadera.
Estas conexiones entre el psoas y el diafragma permiten que caminemos y respiremos al mismo tiempo, y también afectan la forma en que respondemos al miedo y a la exaltación. Cuando estamos asustados o bajo estrés, el psoas se contrae. En otras palabras, el psoas tiene una influencia directa en la respuesta de lucha o huida. Durante períodos prolongados de estrés, el psoas se contrae constantemente. La misma contracción ocurre cuando permanecemos sentados por largos períodos de tiempo, caminamos o corremos demasiado, dormimos en posición fetal o hacemos muchas abdominales.
Todas estas actividades comprimen la parte frontal de la cadera y acortan al psoas. Por eso es importante conocer si el psoas es corto y apretado, y probablemente necesite un estiramiento; o si está débil y demasiado estirado, en ese caso será necesario fortalecerlo. A continuación hablaré de cómo se puede detectar desequilibrios musculares en el psoas.
- Diferencia en las longitudes de las piernas. Un músculo psoas apretado puede causar que la pelvis gire hacia adelante. Esto puede causar una rotación interna de la pierna del lado afectado. La pierna opuesta girará hacia el exterior en un intento de equilibrar. La pierna afectada será más larga, y cada vez que damos un paso, impulsamos la pierna hacia la cavidad de la cadera.
- Dolores en la rodilla y en la espalda baja. Si experimentas dolor en estos sitios sin una causa aparente, puede ser causado por el psoas. Cuando el fémur está “clavado” en la cavidad de la cadera debido a un músculo psoas apretado, no puede ocurrir la rotación de la articulación. Esto provoca que la rodilla y la espalda apliquen torsión.
- Problemas de postura. Cuando el psoas es demasiado corto o está muy tensionado, puede jalar la pelvis hacia una posición anterior, comprimiendo la columna vertebral y ocasionando una hiperlordosis. En cambio si el psoas está demasiado débil o sobre estirado, puede aplanar la curva natural de la columna lumbar creando un trasero plano. Este desajuste se caracteriza por isquiotibiales tensos que jalan hacia abajo las tuberosidades isquiáticas, lo que provoca que el sacro pierda su curvatura natural y se forme una columna lumbar plana. Esto puede ocasionar lesiones en la espalda baja, especialmente en los discos intervertebrales.
- Estreñimiento. Un músculo psoas tenso puede contribuir o incluso causar estreñimiento. Una gran cantidad de nervios y vasos sanguíneos lumbares pasan a través y alrededor del psoas. Si el psoas esta tensionado, puede impedir el flujo de sangre e impulsos nerviosos a los órganos de la pelvis y las piernas. Cuando el psoas es corto el torso se acorta disminuyendo el espacio entre los órganos internos. Esto afecta la absorción de los alimentos y la eliminación de los mismos.
- Sentirse cansado. El psoas crea una plataforma muscular donde descansan los riñones y las glándulas suprarrenales. A medida que inhalamos, el diafragma se mueve permitiendo que el psoas masajee suavemente a estos órganos, estimulando la circulación sanguínea. Sin embargo, cuando el psoas está desequilibrado, también afecta a los riñones y a las glándulas suprarrenales, provocando agotamiento físico y emocional.
Ya que analizamos algunos síntomas, ahora es momento de hablar de algunas opciones para mejorar la salud del psoas.
- Evita permanecer sentado por largos periodos de tiempo. Si por algo tienes que sentarte por mucho tiempo, trata de tener una buena postura y asegúrate de que las caderas están al mismo nivel o ligeramente arriba de las rodillas. Trata de levantarte y moverte cada hora.
- Añade un soporte al asiento del coche. Usa una toalla enrollada debajo de los isquiones y/o detrás de la columna lumbar para liberar al psoas y la los acetábulos de la cadera. Si vas a viajar largas distancias, para mínimo cada 3 horas para estirarte y caminar durante 10 minutos.
- Hazte un masaje profesional. Un buen masaje puede ayudar a aliviar un psoas tensionado. Probablemente no sea muy cómodo, pero puede ser muy beneficioso. Realizar una liberación miofascial de forma regular ayuda a mantener al psoas, y a todos los músculos, relajados. Los estiramientos asistidos, al igual que losejercicios de flexibilidad y la yoga, son excelentes formas de restaurar el equilibrio en el psoas.